Alberto Vázquez-Figueroa nace en Santa Cruz de Tenerife, Canarias el 11 de Octubre de 1936, es periodista y escritor. Como periodista fue corresponsal de La Vanguardia y de Televisión Española cubriendo conflictos bélicos y revoluciones por toda Centroamérica, Sudamérica y África. En el mundo de la literatura, se perfila como uno de los autores contemporáneos más leídos de España, con más de 100 libros, algunos llevados a la gran pantalla como su obra ‘Manaos’, dirigida por él mismo en 1979.
Lo que poco se conoce de él es su vertiente como inventor. El canario tiene en su haber un total de ocho patentes relacionadas con la filtración y depuración del agua así como la generación y ahorro de la energía. Su historia con la invención, categorizada por él mismo como “la mayor aventura de su vida”, comienza muy joven tras el exilio que, con motivo de la Guerra Civil Española, su familia se ve obligada a sufrir a Cabo Juby, Sahara Occidental, un lugar que acaba por obsesionar al entonces joven escritor ya que pese a que frente a ellos se extendía un enorme océano, la totalidad de la población sufría sed.
Su vida siempre ha estado unida al agua ya que fue uno de los primeros buzos nacionales con escafandra autónoma, amén de haber trabajado en el buque-escuela ‘Cruz del Sur’ bajo la supervisión de Jacques Cousteau. Allí empezará a empaparse del conocimiento que muchos años más tarde convertiría en inventos, como que 10 metros de columna de agua equivalen a una presión de 1 Kg/cm2, es decir a una atmósfera, que algunas tortugas marinas desalan el agua a través de unas glándulas para que sus huevos no sean salados o que el agua consumida en la isla de Lanzarote era agua salada sometida a 70 atmósferas de presión a través de una membrana de ósmosis inversa.
Fruto de sus conocimientos y de sus vivencias en el Sahara inventa un sistema para potabilizar el agua por presión, que su vez genera energía eléctrica a un coste cercano a 0. Una desaladora cuyo funcionamiento consiste en elevar a una altura de 600 metros el agua salada, generando así una cantidad de presión suficiente para transformarlo en energía cuando el agua baja para su consumo. Alberto explica que con su invención se podría revolucionar el modelo de obtención de agua actual así como la cuestión de la energía y su coste. En cifras, el escritor asegura que España podría ahorrarse hasta quince mil millones de euros al año y podría abastecerse de agua para regadío y consumo a toda el país.
El canario incluso se embarca en una serie de conferencias sobre sus descubrimientos que lo llevarían a exponer frente a la propia OEPM y otras compañías energéticas del país llegando a exponerlo frente a los ministerios del estado hasta en dos ocasiones.